Hace tres años, en el corazón de Tuxtla Gutiérrez, un sueño comenzó a florecer. Lo que alguna vez fue solo una idea, hoy es un rincón lleno de vida y magia llamado Cerro Brujo. Rodeado de cafetos, plantas y una explosión de colores vibrantes, este pequeño lugar no solo es una cafetería, sino una ventana a la riqueza cultural y artística de Chiapas.

Desde su creación, Cerro Brujo ha sido mucho más que café. Es un homenaje a las raíces de nuestra tierra y al trabajo incansable de las manos que la cultivan. Las voces y talentos de los artistas chiapanecos llenan cada rincón, transformando este espacio en un refugio de armonía y creatividad. Aquí, no solo se bebe café, se vive una experiencia en la que cada sorbo te transporta a las montañas donde nacen nuestros preciados granos.

En Cerro Brujo, combinamos tecnología moderna con la sabiduría ancestral del café. Cada extracción, cada método, refleja la herencia de nuestra tierra, con colores ámbar y café que evocan las tonalidades de nuestros suelos fértiles. Es un ritual de descubrimiento, un arte que compartimos con aquellos que, como nosotros, buscan la perfección en cada sorbo.